'Nacer, morir, renacer y progresar sin cesar, tal es la Ley'. Allan Kadec

2. ¿Cómo se definiría el infinito?

2. ¿Cómo se definiría el infinito?

'Lo que no tiene principio ni fin: lo desconocido; todo lo que se desconoce es infinito'.

Comentarios de Miramez:

LA GRANDEZA DE INFINITO

El infinito, desconocido  para  nosotros, es la casa de Dios, cuyas divisiones están más allá de nuestros sentidos, incluso para los más entendidos. El Padre Celestial es, por así decirlo, el centro de todas las cosas que existen y, además, le podemos  encontrar donde pensamos que no hay nada.  

Si creemos solamente en lo que vemos y tocamos, somos los más desgraciados de los seres, porque de esta manera también actúan los animales. La razón nos dice, y la ciencia confirma mediante numerosos experimentos de los propios hombres, que lo desconocido es real y amplio. Lo que las almas encarnadas no ven y no pueden tocar, definen la existencia de una fuerza energética, pero la inteligencia exuberante es capaz de mostrarnos la verdadera grandeza del infinito en todas las direcciones de la macro y el microcosmos.

Si nos resulta difícil definir lo que es la vida, ciertamente no podemos explicar lo que es el infinito, que se establece en el orden de los misterios de Dios. Corresponde a nosotros cogernos de las manos en todos los rangos de la existencia y  alistarnos en la escuela del Señor, sin pérdida de tiempo, sin despreciar el espacio que nos ofrece la misericordia del Creador.

Estamos situados en una pequeña escala, en la estrella de cinco puntas de la evolución. Nos falta la capacidad de discernir ciertas leyes que rigen el universo, así como las leyes menores que a todos nos sustentan en armonía, como micro vidas en los cielos de la Divinidad. 

Debemos estudiar constantemente, cada vez más, en el gran libro de la naturaleza, cuyas páginas encontraremos siempre abiertas, por la perspectiva del amor. No hay nada malo en cultivo universal, el error está en quien lo encuentra. Bastaría que pensáramos  que el perfecto nada hace sin el timbre de su perfección, para  que podamos creer que todo está donde debe estar y donde sea el deseo del Señor.

Vivimos en un mundo de pruebas, de reajustes en la búsqueda de la armonía. Cristo es la puerta de la felicidad, que nos enseña a conquistar este estado del alma  con nuestras propias fuerzas, porque Dios siempre hace primero Su parte a favor nuestro, y a favor  de todos Sus hijos. Nadie es huérfano de la Bondad Suprema.

El infinito es infinito para nosotros; porque para Dios, el infinito es su casa, donde el amor  vibra  y el perfume que exhala es el de la alegría pura y singular. Es un orden común en los planos superiores, que debemos empezar para la luz  del entendimiento con las lecciones más elementales que despierten a nuestros corazones.

Querer tratar de comprender lo desconocido, sin iniciar  en los rudimentos de la educación espiritual, es perder el tiempo y caminar por el camino peligroso y oscuro de la ignorancia. Si quieres saber algo acerca del infinito, emperecemos en  la autoeducación de las costumbres, observando a los que han hecho este trabajo, y copiemos sus luchas, que los cielos de nuestra mente se abrirán y las claridades de sabiduría universal nos  bañarán en el esplendor de la concientización de la Verdad.

Quién deja para  después el conocimiento de sí mismo y trata de buscar la sabiduría exterior, desconoce la verdadera puerta de entrada a la felicidad. Cada Espíritu es un mundo, un universo en miniatura, donde Dios habita y donde vibran todas sus leyes, en acción compatible con el tamaño de la individualidad. Por lo tanto, para entender el infinito de la creación, es necesario comenzar a entender el alma como algo infinito.

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