Comentarios de Miramez:
INTUICIÓN DIVINA
La telepatía entre los hombres es un hecho constatado. Se establece
en experiencias de todos los ámbitos de
conocimiento. Ya se conocen sus causas, sus efectos y grandes ejemplos en los cuatro rincones del
mundo. Ya se sabe que cada criatura puede transmitir sus ideas a sus semejantes,
a veces sin ser conscientes de este acto, común a todos los seres. Muchos
buscan la perfección o el mejoramiento en las transmisiones de sus pensamientos
a través de las escuelas, o ejercicios específicos en el silencio de las cosas
que se operan en la vida.
Y es en esta verdad que nos encontramos con otra más sutil:
si el encarnado puede comunicarse entre sí, por las ondas del pensamiento, los
desencarnados igualmente lo pueden, y con mayor propiedad, una vez que se
encuentran libres de las cadenas de la carne. Y si los hombres intercambian sus
ideas, en la serenidad de las vibraciones, garantizados por las leyes que
sustentan la armonía, y estos mismos hombres desencarnados siguen este proceso
de comunicación mutua, ¿cómo no pensar en las posibilidades de transmitir sus
pensamientos estando desencarnados mediante
el mismo mecanismo?
He aquí, mediumnidad, que se extiende en todas las
direcciones, por los caminos de sensibilidad en la regencia de la Ley del Amor,
donde la fraternidad abrió caminos por medio de la Caridad. Los hombres
sensibles, queriendo pueden negar, puesto que tienen el libre albedrío en sus
actitudes, pero saben que cuando los pensamientos nacen de su propia mente y
cuando provienen de fuentes espirituales, dado el peso magnético de de sus
vibraciones. La conciencia registra todos los valores y da a conocer a la mente
instintiva y actuante sobre el origen de
la conversación mental.
Empleamos las
comparaciones mencionadas anteriormente, para decirte algo grandioso, para
hablarte acerca de los progresos de la razón, mejorada en la secuencia del tiempo
y las bendiciones de Dios: hablamos de la intuición, que será la facultad común
del futuro, por ahora latente en todos seres. Es ella el vehículo divino capaz
de guiar a todas las criaturas y hacerlos felices, hija del progreso espiritual,
nacida en el amanecer del alma, al despertarse para la luz, para el entendimiento de las leyes
espirituales. Esta intuición, en principio, fue llamado instinto, dominando a los
animales y a los hombres en sus primeras etapas. Y si el hombre primitivo ya
tenía en su conciencia la idea de Dios y vivía en tribus dispersas sobre la
tierra, sin condiciones de comunicación entre ellos, ¿cuál es la fuente de la conciencia de un Poder Superior? Y si no
hay causa sin efecto, ni efecto sin causa, esta causa sin duda será este Dios
que tanto amamos, que habla todo y a todos de Su existencia, por procesos
compatibles con los que debemos que oír
Su voz grabada en el interior de nuestro
alma.
La certeza de la existencia de Dios es que Él existe. No hay
otra lógica en el mundo de las deducciones humanas y espirituales, y todo lo
que vive canta alabanzas al Creador, en la dimensión que le es propia; y nosotros,
en la condición de Espíritu humano, como las flores de la gran árbol plantado
por Dios en el jardín cósmico, cantemos juntos, encarnados y desencarnados, el
himno dela gratitud al Señor Supremo del
Universo, por lo que somos y por la posición que hemos alcanzado en la escala
de la vida! Este coro debe manifestarse en nuestra rectitud ante la vida,
incluso en caminos tortuosos donde nos ubicamos. Busquemos la intuición divina,
de modo que esta nos ampare y nos despierte para la verdad que nos hará libres!
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