'Nacer, morir, renacer y progresar sin cesar, tal es la Ley'. Allan Kadec

Mensaje I


En estos  días gloriosos señalados por tremendos conflictos en el ámago de la creatura humana, en esta hora en la que todos somos convocados a la solidaridad cristiana, deberemos descruzar los brazos para extender las armas del amor, construyendo un mundo mejor de paz y de caridad que todos esperamos.

Oísteis durante estos días las voces espirituales que han bajado hasta vosotros, tal como en el pentecostés recuadro.  Médiums expositores, labradores de la mies de Jesus, que se presentaron  para hablar de la era nueva y de la inmortalidad. Acompañasteis con sonrisas y con emoción, aplaudisteis el verbo flameado de los oradores, los expositores, de los que han desarrollado seminarios, apuntasteis en la mente y en el corazón los contenidos profundos  acerca de la inmortalidad. Encontraos ricos de informaciones, y ahora cuando os preparáis para retornar al día a día, a la labor de toda hora, aplicad, aplicad las lecciones profundas de sabiduría, de misericordia y de amor.

Sois los embajadores de la era nueva. Jesus eligió a aquellos 70 de la Galilea y les envío dos a dos para que divulgasen el reino. Ahora os convoca a todos vosotros para que proclaméis el reino de la concordia, la era de la misericordia, el momento de la construcción  del mundo nuevo. No os desviéis, no os permitáis la sintonía con la ola avasalladora que irrumpe  en la Tierra en esta transición de locura.

Las aflicciones tienden a empeorar y el hombre moderno, rico de tecnología y pobre de amor, sentirá falta de las cuestiones simples, de la amistad pulcra, de la bondad fraternal, de la sonrisa espontanea, y tendrá que hacer el viaje de vuelta, infelizmente mediante las lágrimas.

Evitad por lo tanto que esto ocurra y sembrad la esperanza, la alegría de vivir, la irrestricta confianza en Dios que nos orienta mediante Jesus que prosigue con nosotros hasta el final. Él nos dijo que nunca nos dejaría huérfanos, y sus embajadores están entre nosotros y con nosotros, auxiliándonos en el gran arranque para un mundo de regeneración.

Hijos e hijas del alma, amad, y que no os importe la ausencia de la respuesta del amor. Disputad el honor de amar. Sed vosotros aquellos que siembran los hermosos días del porvenir, exultando por el honor de haber sido invitados a la hora ultima para la mies del bien.

En nombre de los espíritus espiritas y de los bienhechores que a todos atienden, suplicamos a Dios y a Jesús que nos bendiga, que nos de su paz.   

Son los votos del servidor humílleme,

Bezerra de Menezes

Mediante psicofonía del Medium Divaldo Franco en evento celebrado en Brasil

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