Divino Maestro, gracias por ser el abrigo que me
protege cuando las tempestades de la vida intentan quitarme la paz.
Aun no
teniendo respuesta, elijo confiar en ti, porque en ti habita mi esperanza pues Tum pacificas mi corazón y regálame fuerzas para seguir luchando. Gracias por
acompañarme en mis luchas diarias y que yo sea capaz de comprehender que hay un
aprendizaje para cada momento.
Que yo pueda perdonar, practicando también tu
ejemplo de pagar con humildad y resignación, la incomprensión de aquellos que no piensan como yo, porque tu
señor, has predicado con el ejemplo. Has dejado que los hombres que no comprendían
tus divinas enseñanzas pudiesen tomar su camino con libre albedrio sin
imponerte a ellos.
Sobretodo señor, que yo sea capaz de aplicar en mi vida el testigo de Tu Evangelio, mirando cada persona como si fuera mi hermano, entendiendo la mayor de tus enseñanzas: amar a dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mi mismo.
Sobretodo señor, que yo sea capaz de aplicar en mi vida el testigo de Tu Evangelio, mirando cada persona como si fuera mi hermano, entendiendo la mayor de tus enseñanzas: amar a dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mi mismo.
Señor, sé que debo
preparar la tierra para que la semilla del amor, del perdón y de la caridad
puedan germinar en mi corazón, y por eso te buscaré a cada amanecer en las
pequeñas cosas, porque la creación de Dios es tan perfecta y tengo una gran
oportunidad con esta vida.
Acompañame Señor en todos los momentos de mi vida, y que así sea!
Acompañame Señor en todos los momentos de mi vida, y que así sea!
Priscilla Montt Serrath
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